Antiguo Juzgado

En el paisaje del parque, las ruinas del Antiguo Juzgado de Rivera emergen como un vestigio de otra época, un espacio donde la historia, la arquitectura y la memoria colectiva se entrelazan. Este edificio data de cuando Rivera y Tacuarembó conformaban un solo departamento, lo que sitúa sus muros en un tiempo anterior a la división territorial de 1884. Junto a sus restos, un antiguo guaviyú, único en el parque, se impone con su presencia singular. Este árbol nativo ha crecido junto a la construcción y parece haber sido testigo del tiempo y de los relatos que envuelven el sitio.

Una de las historias más recordadas en torno al juzgado es la del Mulato Montero, un antiguo juez que, según el mito local, habría enterrado su dinero bajo el guaviyú, convirtiendo el árbol en el centro de un misterio que aún persiste en la memoria popular. Más allá de este relato, las ruinas permiten apreciar el sistema constructivo de la época, revelando las técnicas y materiales que dieron forma a esta edificación.

En este sector también se integran un carre, un carro y una volante, antiguos medios de transporte que formaron parte del Uruguay de otras épocas. Su presencia refuerza la conexión con el pasado, recordando las dinámicas de movilidad y trabajo de aquellos tiempos.

En la segunda edición del Festival de la Madera 2024, el estudio Al Borde desarrolló un taller junto a estudiantes de la FADU y la UCU, en el que se diseñó y construyó una intervención que pone en valor la construcción original y la presencia del guaviyú. Para esta propuesta se utilizaron troncos de eucaliptos descartados por el sistema forestal, integrándolos en el sitio como parte de la intervención. Los carruajes han sido dispuestos para el aprecio del público gracias a la familia Domingorena de Flores.